Hace cuatro sesiones que hablo de ella y no puedo sacarmela de mi cabeza. Invade mi vida, siempre me degrada, por más que lo intento me tiene alterada.
Desde que la nombro repaso su vida buscando entenderla. Mujer de su casa, muy sumisa y casta. Crió a sus tres hijos siempre dedicada. Cursando los cincuenta dió un vuelco en su vida cuando se separa. Sorprendió a todos, quedó «apendejada». Conoció a un fulano muy adinerado, un gran cirujano por lo que ha logrado. Con sus manos de artesano la reconstruyó entera, desde el dedo gordo hasta la cabeza, le puso implantes hasta en la oreja, le estiró los ojos, le agrandó la boca, le aplanó el abdomen y en lugar de tetas le hizo dos pelotas. Ya perdí la cuenta de las operaciones, siempre anda diciendo que se va de gira y todos decimos «otra cirugia». El tipo con el que anda, otro personaje, acusa cuarenta y tiene como ochenta, se viste ajustado, siempre engominado, se lima las uñas y mira de costado. Está forrado en plata pero es re tacaño, siempre anda con cheques y nunca pone un mango.
Llego a la terapia con un tick nervioso, me titila el ojo y no puedo evitarlo.
-Natalia sentate y tratá de calmarte, ya hablamos de esto, debés controlarte –La voz de mi psicoanalista la siento lejana, estoy re cegada y no escucho nada
-Esperá que te cuente que es lo que me pasa! Mi querida suegra ayer vino a casa! Toca el timbre y pasa, casi me atropella andaba apurada. Llegó con su perro (un pichicho feo y de sexo dudoso) . Coco lo olfatea y medio que lo acosa –hasta que la vieja rompe las pelotas!
-Sacalo a tu perro no ves que molesta?
-Traeme un tesito y que este calentito, no tardes tres horas…
-Estás mas gordita? te veo rellenita –y yo hace dos semanas que estoy contraponiendome a la obesidad , haciendo gimnasia y comiendo lechuguita!
-Que desorden tenés en la casa, si no podés sola poné una muchacha
La sigo escuchando y me voy transformando, me imagino mil formas de como matarla, le clavo un cuchillo, la ahorco de espaldas, le meto la traba para que se caiga, la ahogo en el agua e invento cien maneras de electrocutarla. Pero de repente… siento que me llama, vuelvo a estar conciente y miro la taza… en lugar de agua hirviendo le puse desinfectate y en vez de edulcorante le agregué desengrasante!
-Entendés ahora que es lo que me pasa? me está volviendo loca! voy a asesinarla!
La problemática de ser madre y casada 